¿Por qué el trabajo doméstico, tan importante, es desvalorizado? ¿Por qué las trabajadoras domésticas, que contribuyen tanto con la economía y con la sociedad, tienen sus derechos laborales violados e ingresos tan reducidos?
Para responder a estas preguntas, es necesario mirar hacia la organización de la sociedad y del Estado.
Históricamente, es común decir que el trabajo doméstico no es “productivo”, porque no produce riqueza o mercancías, en contraposición al trabajo “productivo,” el que las crea y que se hace fuera de los hogares. Es oponiendo “producción” y “no producción” que se supone que el trabajo doméstico no tiene valor. Es una suposición injusta: el trabajo doméstico es el que permite que todos los demás trabajos sean hechos y el trabajo que permite la supervivencia y el bienestar. Por lo tanto, tiene gran valor para las familias, para la sociedad y el Estado.
Como, entonces, ¿el trabajo doméstico y las trabajadoras del hogar se mantienen desvalorizados en la sociedad? Para entender, es necesario mirar a las estructuras que generan y perpetúan desigualdades: género, clase y raza/etnia.
Hay un conjunto de ideas y expectativas, en la sociedad, sobre cómo hombres y mujeres deben comportarse y actuar.


Estas ideas se relacionan con la organización y la jerarquía en la sociedad. “Género” se refiere a eso: a las relaciones de poder que dan a los hombres y a lo masculino la dominación sobre las mujeres y el femenino.
Es importante comprender que esta jerarquía nos es natural. No hay justificación científica para la subordinación de las mujeres en la sociedad. Lo que sí existe es una estructura de género, que mantiene a las mujeres en ocupaciones subvaloradas y que desvaloriza a habilidades y experiencias que histórica y culturalmente son más comunes a las mujeres.
Este es el caso del trabajo doméstico.

El trabajo doméstico es invisible y desvalorizado, sobre todo por quienes no lo realizan
- Realizado por mujeres sin pago o con bajos salarios
- Mujeres son criadas para hacer el trabajo doméstico
- Habilidades necesarias al trabajo doméstico son desvalorizadas
División sexual del trabajo
Mujeres:
estar en los hogares, limpiar, cocinar, cuidar en el hogar
Hombres:
trabajo en la esfera pública, las fábricas, oficina, la política, etc.

Tomar esta división como natural tiene consecuencias para la vida de las mujeres. A partir de la división sexual del trabajo, se supone que el trabajo doméstico, normalmente realizado por mujeres, no es un trabajo como los demás.
Se supone que es una aptitud natural de las mujeres y que lo hacen por amor. Si no es un trabajo como los demás, no debe necesitar protección, no debe ser regulado a través de leyes, pago adecuado, protección social. Si es una aptitud natural de las mujeres, puede ser realizado por mujeres que ya tienen otras ocupaciones, sin apoyo y sin reconocimiento.
¿Cómo se conectan género, desarrollo y la economía del cuidado? Este video del Observatorio de Justicia Fiscal desde las Mujeres, de Bolivia, explica la conexión:
¿Cómo esta injusticia se reproduce y se mantiene en la sociedad?
El género se aprende y se hace cumplir:
- se aprende en las familias, en las escuelas, en los medios de comunicación, en las comunidades, en las instituciones públicas. Ponemos expectativas relacionadas al género en todas las niñas y niños desde sus primeros días. Niños y niñas reciben mensajes en sus hogares, en la escuela, en las iglesias, por la tele, en la comunidad, sobre cómo comportarse de manera adecuada, sobre qué deben hacer y a que les debe gustar según si son hombres o mujeres. etc.
- se hace cumplir con violencia interpersonal y estructural. No hacer caso a los roles de género que nos han asignado trae consecuencias. Las personas que no se adecuan a las expectativas de género sufren diferentes niveles de violencia. Por ejemplo:
- niñas que no hacen trabajo doméstico en sus casas como lo esperado pueden sufrir con violencia física;
- niños que presentan comportamientos considerados inadecuado para su género pueden ser víctimas de discriminación y bullying en la escuela
- hombres y mujeres que no se adecuan a las expectativas de género en el trabajo son generalmente discriminados, con impactos en su estabilidad profesional y remuneración.

Creuza Maria Oliveira, presidenta del Sindoméstico-Brahia y Presidenta de Honor de la Federación Nacional de Trabajadoras del Hogar de Brasil, explica la conexión entre los roles de género y la socialización de niños y niñas
Pero todos los hombres y todas las mujeres no son marcados por las relaciones de género de la misma manera. El género también se constituye a partir de otras relaciones de poder, como clase, raza y etnia. Las expectativas de género son diferentes cuando consideramos clase, etnia y raza. Por ejemplo:
- Se espera que las mujeres sean sumisas, pero la sociedad espera que una mujer trabajadora sea sumisa no sólo a un hombre, sino también a otras mujeres de clase alta.
- Se espera que hombres sean líderes, pero miramos como natural que un hombre de clase alta sea líder, y no se espera que un hombre de la clase trabajadora sea líder. Se espera que mujeres negras e indígenas tengan aptitud para cuidar a la casa, pero no se espera que mujeres blancas de clase alta tengan la misma aptitud.

Por eso que comprender la opresión de género es fundamental para entender las desigualdades, la injusticia económica, la explotación laboral y la exclusión social.
El género está en la base de la exclusión de las mujeres de espacios de poder, en la desvalorización del trabajo doméstico, en la invisibilidad de las actividades económicas realizadas por mujeres y en la falta de interés político en reformas legales que garanticen el trabajo decente para las trabajadoras del hogar.
Pero el género no es suficiente para explicarlo todo.
Identidad de género
Estamos hablando de mujeres y hombres, pero no hemos discutido cómo cada persona puede pertenecer a estas categorías.
Cuando nacemos, la sociedad nos dice si somos niños o niñas y así nos tratan. La gran mayoría de las personas se identifica con el sexo al cual nos designan cuando nascemos. Estas son las personas cisgénero. En otras palabras: si fuiste designada niña en el nascimiento y te identificas como mujer, entonces eres una mujer cisgénero. Pero eso no les pasa a todas las personas. Algunas personas no se identifican con el sexo asignado en el nascimiento, son las personas transgénero. En general, las mujeres transgénero fueron asignadas niños al nascer y los hombres transgénero fueron asignados niñas al nacer.
Orientación sexual
Estamos hablando de mujeres y hombres, pero no hemos discutido cómo cada persona puede pertenecer a estas categorías.
Cuando nacemos, la sociedad nos dice si somos niños o niñas y así nos tratan. La gran mayoría de las personas se identifica con el sexo al cual nos designan cuando nascemos. Estas son las personas cisgénero. En otras palabras: si fuiste designada niña en el nascimiento y te identificas como mujer, entonces eres una mujer cisgénero. Pero eso no les pasa a todas las personas. Algunas personas no se identifican con el sexo asignado en el nascimiento, son las personas transgénero. En general, las mujeres transgénero fueron asignadas niños al nascer y los hombres transgénero fueron asignados niñas al nacer.
Este video del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina explica que es el género, los roles y estereotipos de género y la identidad de género:
¿Usted conoce al SITRADOTRANS, el Sindicato de Trabajadoras Domésticas Transgénero de Nicaragua?
El SITRADOTRANS fue fundado el 2015, después que Andrea Morales y Francia Blanco percibieron que la mayoría de las mujeres trans de Nicaragua se dedicaban al trabajo doméstico y a otros oficios en la informalidad, sin protección social. El Sindicato se dedica a la formación y capacitación de sus afiliadas sobre el marco jurídico del trabajo doméstico, sindicalismo, derechos laborales y sobre los Convenios no 189 y 19 de la OIT y sus Recomendaciones. El sindicato busca incidir sobre los tomadores de decisión de Nicaragua para que la comunidad LGBTI esté incluida en las discusiones sobre trabajo decente.

Para saber más, lea a la entrevista con Francia Blanco, representante del SITRADOTRANS
Raza/Etnia
El mundo del trabajo en Latinoamérica también se organiza con base en el racismo. No se puede separar la historia del trabajo doméstico remunerado de la historia de la colonización de este continente.
El racismo es la creencia en la jerarquización de grupos de acuerdo a la raza y etnia, con las personas dichas blancas en el topo de la pirámide social y las personas indígenas, negras y no blancas en general en los escalones más bajos de la sociedad. Esta creencia tiene resultados materiales: justificó, durante el periodo colonial, la explotación de las personas negras e indígenas en relaciones de esclavitud y servidumbre; sostiene, hasta hoy, la explotación de personas negras e indígenas en los trabajos más precarios, con menores salarios y también su exclusión y discriminación de todo tipo de institución de ciudadanía.
Para conocer más sobre como las trabajadoras del hogar en Brasil siguen combatiendo la explotación, vea a la campaña de FENATRAD contra el trabajo análogo a la esclavitud:
Este video de DW presenta datos sobre el racismo contra personas afrodescendientes en América Latina
este video del Banco Mundial presenta datos sobre el racismo contra indígenas
Clase
Las trabajadoras remuneradas del hogar son parte de la clase trabajadora. La relación entre la trabajadora del hogar y su empleador o empleadora es una relación de trabajo. Los derechos que deben regir su trabajo son los derechos laborales.
Como los demás sectores de trabajadores, las trabajadoras del hogar utilizan su fuerza de trabajo para recibir su sustento. Diferente de otros trabajadores, las trabajadoras del hogar venden su fuerza de trabajo no sólo para las clases dominantes, sino que también para otros y otras trabajadoras.
Esto porque, en gran medida, las necesidades de cuidado de los demás trabajadores (cuidado con sus hijos e hijas, cuidado de la casa, alimentación) son atendidas por las trabajadoras del hogar.
¿Y qué es lo que diferencia las trabajadoras del hogar de los y las demás trabajadoras? Si pensamos que trabajadores y trabajadoras son todos aquellos que trabajan para recibir su salario y así sustentarse a sí mismos y a los suyos, entonces no hay ninguna diferencia entre las trabajadoras del hogar y los demás trabajadores.
Pero sabemos que en la práctica no sucede así, debido al machismo y al racismo las trabajadoras del hogar están ubicadas en una posición de desventaja no solamente en relación a las clases dominantes, pero también en relación a otros trabajadores y trabajadoras.
Migración
Aunque género, raza/etnia y clase sean fuerzas que moldean de las desigualdades, ellas también se cruzan con otros factores que profundizan las vulnerabilidades. Para trabajadoras del hogar, la situación migratoria es un factor importante. El 17% de las trabajadoras del hogar en América Latina son migrantes internacionales, es decir de otro país, y la gran mayoría son migrantes internas o también desplazadas del campo a la ciudad. La situación precaria de las trabajadoras del hogar se profundiza si ella es migrante.
Las trabajadoras del hogar migrantes son enlaces fundamentales en las llamadas cadenas de cuidado nacionales y transnacionales, en las cuales las familias contratan a trabajadoras del hogar que vienen de áreas rurales menos desarrolladas o de otros países para que realicen el trabajo doméstico y de cuidado.
Estas cadenas se forman cuando una mujer, al no poder realizar el trabajo de cuidado en su familia, en general por ocupar su tiempo con un trabajo remunerado, moviliza a otra mujer para hacerlo. Así, una mujer en la ciudad de Buenos Aires puede contratar a una mujer de la zona rural de su país o de Bolivia, por ejemplo, para realizar el trabajo doméstico y de cuidado que ella no realiza. En la residencia de esta trabajadora del hogar, en la zona rural de Argentina o en Bolivia, es posible que otra mujer sea movilizada para realizar en trabajo doméstico, que puede ser otra trabajadora del hogar o su madre, hermana o hija. Así, los enlaces de estas complejas cadenas de cuidado se van formando, con el movimiento de mujeres por todo el continente y dentro de los países.
Los problemas enfrentados por las trabajadoras del hogar son en general acentuados para las trabajadoras del hogar migrantes. Ellas son más vulnerables a la informalidad, violencia y acoso y tienen más dificultad de acceder la justicia y la protección social.

- falta de red de apoyo local
- falta de conocimiento sobre instituciones locales de apoyo a la mujer trabajadora
- estereotipos sobre la región o el país de origen
- discriminación debido a costumbres locales, acento, lengua
- leyes migratorias que impidan acceso a papeles legales
- dificultad de acceso a la protección social, mecanismos de denuncia de violaciones de derechos y otras instituciones

Estas razones facilitan la explotación del trabajo de las trabajadoras del hogar migrantes y las expone a violaciones de derechos y violencias.
Paulina Luza, secretaria General de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) Perú, nos cuenta sobre quienes son las trabajadoras del hogar migrantes en el Perú
En el video, Gealine Pierre, migrante haitiana en República Dominicana del Sindicato Sintradomes-Casc nos cuenta sobre su experiencia como trabajadora doméstica migrante organizada:
Las trabajadoras del hogar luchan contra los múltiples tipos de explotación de clase, raza y género
La lucha de las trabajadoras del hogar es distinta porque se da tanto afuera y como adentro de la esfera laboral. Como los demás trabajadores, luchan por trabajo digno, seguridad social, acceso a la ciudadanía. Luchan por el fin de la explotación y los efectos del clasismo. Pero diferente de otros trabajadores, también tienen que luchar para que su trabajo, el trabajo doméstico, sea reconocido como trabajo. Tienen que luchar contra la naturalización de su ocupación debido a sus identidades. Tienen que luchar contra los impactos del racismo: la falta de respeto, trato digno y condiciones seguras en sus locales de trabajo. También luchan en su comunidad para mejorar sus condiciones de vida: mejor educación, vivienda, acceso a guarderías para sus hijos/as, en contra de la discriminación de raza/etnia y de los/as migrantes; y en contra de la violencia doméstica contra las mujeres.
