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Tenemos un título de posgrado

Tenemos un título de posgrado

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por Sofia Trevino Última modificación 20/12/2021 22:17
Una educación interrumpida no interrumpió las ambiciones de Nellie

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“¡Tenemos un título de posgrado en nuestra mente!" 
Una educación interrumpida no interrumpió las ambiciones de Nellie” 

 

Nellie Dina Kahua, la Secretaria General del Sindicato de Trabajadores Domésticos y Afines de Namibia (NDAWU según sus siglas en inglés), se puso muy contenta cuando supo de la competencia de arte organizada por la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH).  Pensó que era una oportunidad para hacer más visible a su sindicato tanto en su país como alrededor del mundo. “¡Imaginen el calendario en hogares de distintos rincones del mundo! Queremos mostrar la historia de la que venimos”, decía Nellie. Ella quería que la voz y el arte de las trabajadoras del hogar decoren los hogares del mundo.

Nellie fue ella misma trabajadora del hogar y no se imaginaba convertida en una lideresa sindical ni en el más osado de sus sueños. Su madre falleció cuando ella tenía 7 años y fue criada por un hombre solo y en condiciones difíciles. Ella ahora comprende que esas condiciones difíciles la moldearon e hicieron que hoy sea la mujer independiente que es. En 1985, Nellie dio a luz a su primer hijo. Era muy joven en ese momento y dejó su escolaridad durante un año. Luego regresó a la escuela hasta el noveno año. En 1989, tuvo a su segundo hijo y se convirtió en madre de tiempo de completo de dos niños. Así, dejó sus estudios de forma indefinida y se quedó en un campo con su padre hasta que su hijo mayor cumplió 7 años y tuvo que comenzar a ir a la escuela. El hermano menor de Nellie la ayudó a mudarse a la ciudad capital para que sus hijos pudieran acceder a otro tipo de vida y para que Nellie pueda buscar un empleo pero a ella todo esto la preocupada: “¿Qué voy a hacer? No tengo educación; soy solo una campesina”, recuerda que pensaba en ese momento. Era 1997.

En la capital, Windhoek, la hermana de Nellie la ayudó a buscar trabajo. Su primer empleo fue como trabajadora del hogar con una familia de siete integrantes: abuelos, padres e hijos. Nellie no sabía por dónde comenzar; había tanto trabajo para hacer. En un principio, fue empleada por un día por semana y ganaba 25 rands namibios (USD 1,74). Su sueldo mensual era 100 rands namibios (USD 7). Lo percibió durante dos años mientras cuidaba a los abuelos mayores, los niños pequeños, limpiaba y acomodaba la casa. Nellie se ocupaba de todo menos de cocinar. Era un trabajo difícil y mal remunerado, pero Nellie no tenía opción más que cuidar y proveer para su familia. Al cabo de esos dos años, la familia le ofreció trabajar cinco días a la semana. Este arreglo duró durante tres años. Luego de esos años, su empleadora perdió su trabajo, lo que significó la pérdida de trabajo para Nellie también porque el ingreso de la familia ya no era suficiente para pagarle su sueldo. Luego de seis meses de estar desempleada, Nellie comenzó a trabajar nuevamente en el sector doméstico. Se concentró en su trabajo y nada más, ya que su mayor ambición era darle de comer a su familia.

En 2008, Nellie conoció a una mujer, la ex Secretaria General de NDAWU. “Ella está presente en la historia de mi vida”, cuenta entre risas Nellie. “Es mi modelo a seguir, la mujer que peleó por mí y conmigo.” La ex Secretaria General le pidió que participe de la reunión del sindicato pero Nellie se mostró reticente. Ella explica que es difícil reclutar trabajadoras del hogar debido a la falta de información sobre lo que es el sindicalismo y cómo puede ser beneficioso para mejorar sus condiciones de trabajo. En un acto de fe, Nellie fue a una reunión del sindicato un sábado por la tarde que cambió su vida. La conversación abordaba el tema de las negociaciones con los empleadores y el lobby para lograr un salario mínimo. En esta reunión, los miembros vieron el potencial de Nellie y la nominaron para que sea parte del comité de voluntarios a cargo de reclutar más trabajadoras del hogar.

Nellie fue oficialmente parte del comité desde 2008 a 2012 mientras se desempeñaba como trabajadora del hogar. Cada vez que volvía a ver a su familia en las afueras, se encontraba con trabajadoras del hogar allí, las motivaba a que se sumen al sindicato y les daba información sobre los derechos que debían defender juntas.

“En 2012, mi padre se enfermó y volví a mi hogar; ahora tenía que cuidar a siete niños”, recuerda Nellie que tuvo que interrumpir su vida. Sin embargo, continuó asistiendo y reclutando trabajadoras del hogar. En 2015, NDAWU llamó a Nellie y le solicitó que asista a su congreso. Ella dudó nuevamente ya que no estaba trabajando en el sector doméstico y estaba cuidando a su familia en las afueras de la ciudad. Los miembros del sindicato insistieron para que simplemente las visite, que vaya como invitada. Una vez más, Nellie se sintió abrumada por la situación y casi sin darse cuenta fue nominada, votada y elegida como secretaria general.

“Estaba en estado de shock porque había dejado a mi familia en mi hogar. Mis hijos más pequeños tenían 5 y 4 años y mi hermana, en casa, estaba desempleada”, Nellie nos cuenta sobre sus responsabilidades adicionales. “Quería seguir siendo parte del trabajo que hacía el sindicato y estaba comprometida con visibilizar a la organización”, continúa. Y esta decisión tuvo su costo. Durante el período 2015-16, Nellie no pudo regresar a su hogar en las afueras ya que trabajó sin cobrar un salario en su nuevo rol. Ahora bien, el liderazgo no llega a la vida de Nellie como una sorpresa. Ella tiene la confianza que la inspira a través de las personas que la respaldan, que depositan su confianza en ella y a quienes ella no defraudará. Ella le agradece a la FITH por su respaldo permanente en relación con el trabajo y los recursos. También por el fortalecimiento del trabajo de NDAWU y el desarrollo de las capacidades de las trabajadoras. Es por eso que cuando la FITH le propuso realizar el trabajo artístico para la competencia del calendario, Nellie dio todo de ella para que gane NDAWU.

Como el anuncio establecía que solo se aceptarían cinco imágenes por sindicato, Nellie quiso organizarse de manera eficiente. Les solicitó a los miembros del sindicato que elijan a cinco de ellos o sus hijos/as para que vayan a la oficina del sindicato para una sesión de dibujo. La secretaria general anterior de NDAWU, la antecesora e inspiración de Nellie, también se mostró muy entusiasmada con el evento. Y ofreció como voluntario a Dennis, su nieto, que tiene formación profesional como artista.

Nellie recuerda muy bien a Dennis ya que creció frente a sus ojos y siempre supo que quería ser artista. Cuando Nellie era trabajadora del hogar, solía alquilar un garaje en la casa de su mamá en la década del 80. La abuela de Dennis, ex secretaria general de NDAWU, fue trabajadora del hogar. Su madre fue enfermera. A pesar de que lo separa una generación del trabajo doméstico, Dennis dice que su madre y hermanos y hermanas, ahora enfermeros/as y abogados/as, fueron criados con un salario de trabajadora del hogar. Es por eso que le dio tanto gusto poder colaborar con el evento de pintura.  Dennis brindó consejos sobre el material que debía adquirirse para la competencia y también ayudó a los niños y niñas que participaron.  “¡Sabía que podíamos ganar!” agrega Nellie y tuvo razón.

Al observar la imagen ganadora, Nellie dice que la representa a ella y a tantas otras trabajadoras del hogar que crían hijos y construyen sus futuros. “Educamos ministros, doctores y maestros. No sé si la gente se da cuenta de eso pero ¡las trabajadoras del hogar formamos a sus hijos e hijas!” explica Nellie. Las trabajadoras del hogar son vulnerables pero el trabajo que realizan es muy valioso. A pesar de que muchas de nosotras no recibimos educación formal, tenemos un título de postgrado en el centro de nuestra actitud y mentalidad. Y esto nunca nadie lo va a poder cambiar”. Ya es hora de que el trabajo doméstico sea reconocido por lo que es: esencial, productivo y valioso.

 

Esperamos que se vea reflejada en estas páginas para que podamos imaginar un mundo en el que nos cuidan.

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