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SYNEMAG-B canta muchas canciones

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por Sofia Trevino Última modificación 18/10/2021 20:13
Calendario FITH 2022 – Actividades de generación de ingresos para los trabajadores necesitados

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SYNEMAG-B canta muchas canciones:
Actividades de generación de ingresos para los trabajadores necesitados

 

La foto que ilustra nuestro mes de febrero fue tomada el Día del Trabajo en el año 2019 en Burkina Faso durante una marcha organizada por muchos trabajadores, incluidas las trabajadoras del hogar. Nos encontramos con Assétou Espérance Traore, que es el punto de enlace para las actividades de SYNEMAG Burkina Faso y Vicepresidenta del Comité de la Mujer de la UITA, para aprender sobre ese momento histórico y conocer más de cerca a las mujeres que lo hicieron posible. Assétou fue acompañada por Salimata Kiemtore, la trabajadora del hogar retratada en la foto.

La imagen muestra a Salimata Kiemtore, una trabajadora del hogar transitando la semana número 30 de embarazo. Marchó porque la enojaban sus condiciones de trabajo: “Quería mostrar nuestro descontento con la descarada falta de reconocimiento de nuestros derechos”, dice. “No contamos con licencia por maternidad y tampoco podemos llevar a nuestros hijos pequeños a nuestros lugares de trabajo. Debemos trabajar durante los nueves meses de embarazo hasta el momento del parto”. Salimata se ubicó en la primera línea de la manifestación con el objeto de que las autoridades la vean y comprendan que las trabajadoras del hogar deben tener los derechos de las trabajadoras y los derechos de la mujer, y que se trata de una trabajadora embarazada que quiere ser oída. Esta marcha por el Día del Trabajo fue diferente de las anteriores porque fue liderada por mujeres; no hombres.

Desde el año 2015, la UITA intentó llegar a las trabajadoras del hogar. De este modo, Assétou se reunió con SYNEMAG-B y ayudó al sindicato a afiliarse a la UITA y a la FITH. Con experiencia sindical, ella quiere que las mujeres trabajadoras no sigan siendo vulnerables: “el mundo del trabajo es el mundo del trabajo y no hay razón para minimizar o ignorar a un sector o una actividad” sostuvo Assétou. “El trabajo es una cadena de lo doméstico, lo cultural, lo médico, lo diplomático, etc. Y todos dependen del trabajo doméstico para completar la cadena. Imagínense un hogar sin trabajo doméstico: ¡sería una catástrofe!”

En Burkina Faso, la licencia por maternidad es un derecho tanto para el sector público como el privado; en cualquier sector reconocido como “trabajo”, que no es el caso del trabajo doméstico. Entre las trabajadoras del hogar organizadas en SYNEMAG-B, solo alrededor del 3-5% puede acceder a algún tipo de licencia por maternidad y solo si las trabajadoras son buenas negociadoras. De lo contrario: “No es siquiera una negociación. Una no negocia con su empleador; simplemente obedece para no ser despedida”. En el sindicato, Assétou supervisa muchas actividades. Además de capacitar a las trabajadoras del hogar sobre la defensa de sus derechos mediante el uso del Convenio 189 sobre las Trabajadoras y los Trabajadores del Hogar, Assétou organiza actividades de desarrollo personal a fin de mejorar las habilidades de las trabajadoras del hogar lo cual, a su vez, les da mayor confianza para hacer valer sus derechos.

Salimata tuvo tres hijos mientras se desempeñaba como trabajadora del hogar: estaba embarazada de su hijo del medio en la fotografía. Su hijo mayor ya tiene 22 años y el menor tiene 5 meses. Ella lo tenía en sus brazos mientras narraba su historia: “Con él, me despidieron cuando estaba embarazada de 16 semanas ya que intenté negociar una licencia por maternidad con mi empleador que no me ofrecía ninguna contribución a la seguridad social y no me daba ninguna licencia. En cambio, me despidió”, recuerda.  Salimata ha estado desempleada desde entonces. No tuvo éxito al buscar un empleo mientras estaba embarazada. Y tampoco con un bebé en sus brazos: “No puedo dejar a un bebé de 5 meses en casa mientras trabajo pero nadie nos acepta”.

En el caso de su hijo del medio, Salimata solo pudo conservar su empleo debido a que trabajó hasta el momento del parto. Tuvo suerte: el parto llegó la semana en la que sus empleadores estaban de vacaciones. Una vez que regresaron, tuvo que volver al trabajo. Solía dejar a su hijo del medio al cuidado de un vendedor ambulante que vendía productos de panadería cerca de la casa de sus empleadores. Lo dejaba en una caja de cartón cerca de este amable extraño e iba a trabajar desde las 7 de la mañana hasta las 5 de la tarde todos los días. No podía amamantarlo y solo salía de la casa de sus empleadores cada vez que podía y en secreto para poder verlo y asegurarse de que estaba bien. Salvo por eso, tenía que trabajar bajo la supervisión directa de sus empleadores sin ningún descanso. Su hijo tomaba agua y, ocasionalmente, leche en polvo barata, que no cubría las necesidades alimenticias de un bebé.

Salimata ha sido trabajadora del hogar durante 23 años, desde que tenía 14, y miembro de SYNEMAG-B durante 21 años. Los miembros primero se reunían en iglesias y a escondidas ya que no contaban con un lugar propio para hacerlo. Salimata recuerda la primera reunión que tuvieron. Recuerda todo lo que aprendió; por ejemplo, que trabajaba muchas más horas de las aceptables. Que era común pero no por ello correcto. También aprendió que tener una pausa para almorzar era su derecho. Esta información fue una gran motivación para ella.

Con la COVID-19, el SYNEMAG-B se enfocó en organizar actividades generadoras de ingresos para sus miembros. Las trabajadoras del hogar se capacitan y aprenden a fabricar jabón líquido, champú y productos de limpieza para poder contar con un ingreso adicional que complete sus salarios que han sido recortados durante la pandemia. La UITA las ha puesto en contacto con trabajadores y trabajadoras de hoteles y del sector de turismo en general para que los hoteles consuman estos productos de limpieza.

Las trabajadoras continúan buscando nuevas maneras de diversificar sus ingresos. Actualmente están organizando una capacitación sobre técnicas de cría de gallinas para que las familias de las trabajadoras del hogar tengan alguna actividad de respaldo en la que descansar. Cuando una trabajadora del hogar se siente más segura de que puede acceder a algún tipo de sustento y no atrapada en un empleo que no le hace bien, también tiene mayor capacidad de negociar. Cuando las trabajadoras del hogar confían en que cuentan con esas habilidades adicionales además de saber hacer las tareas del hogar, cocinar, y cuidar personas, tienen la tranquilidad de que si sus empleadores las despiden, ellas pueden buscar un empleo diferente. Assétou también explica  que esta es una estrategia inteligente para todo tipo de trabajadores: “Por ejemplo, los trabajadores y las trabajadoras del sector público, como los contadores, no se limitan a tareas contables. También se capacitan en cuestiones de gestión de recursos humanos o aprenden otro idioma para mejorar su perfil profesional.  ¿Por qué esta no podría ser una opción para el sector del trabajo doméstico?” explica. “¡Lo llamamos cantar muchas canciones!”

A Salimata, por ejemplo, le encanta cocinar. Aprendió a cocinar comida libanesa con una familia y luego cocina alemana y francesa con otras familias. Ahora conoce sobre muchas comidas internacionales. Solía trabajar como niñera por la mañana y luego hacía turnos en un restaurante hasta las 2 de la mañana. En un mundo donde se reconoce el trabajo del hogar, ella quiere especializarse en ser chef. Dado que las capacitaciones para desarrollo de habilidades profesionales son pagas y, en general, muy costosas, las sindicalistas están tratando de encontrar un presupuesto para financiar actividades de generación de ingresos y enseñarlas a las trabajadoras. Y a pesar de que la situación se fue deteriorando con la pandemia de COVID-19, estas sindicalistas no renuncian a sus sueños. En palabras de Salimata, “Amo lo que hago. Cuando amas lo que haces tienes que luchar por eso. Entonces yo lucho por el trabajo del hogar”.

 

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