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República Dominicana: Liliam Marrero, Secretaria General de la UNFETRAH-FENAMUTRA

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por IDWFED Última modificación 01/05/2020 00:00
Liliam ha sido trabajadora del hogar y de cuidados toda su vida. Hace unos años que cuida a una mujer de 95 años en Santo Domingo, República Dominicana. Como el país se encuentra en un estado de emergencia a raíz de la COVID-19, Liliam está confinada en su casa sin recibir su salario, a pesar de haber trabajado para el mismo empleador durante 7 años. Compartió su preocupación con nosotras que es similar a la de tantas trabajadoras del hogar que se encuentran luchando en medio de esta crisis.

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República Dominicana -

Liliam ha sido trabajadora del hogar y de cuidados toda su vida. Hace unos años que cuida a una mujer de 95 años en Santo Domingo, República Dominicana. Como el país se encuentra en un estado de emergencia a raíz de la COVID-19, Liliam está confinada en su casa sin recibir su salario, a pesar de haber trabajado para el mismo empleador durante 7 años. Compartió su preocupación con nosotras que es similar a la de tantas trabajadoras del hogar que se encuentran luchando en medio de esta crisis. 

Me preocupan sobre todo mis compañeras trabajadoras domésticas. Temo que se contagien el virus cuando ni siquiera es posible para ellas acceder a los tests. El test de COVID-19 es costoso, más de 5.000 pesos dominicanos que es la mitad de un salario mensual de una trabajadora del hogar aquí. Temo que queden abandonadas a su suerte: una cosa es lo que nuestro gobierno dice pero otra muy distinta es lo que hace. También me preocupan los desafíos económicos a los que se enfrentan las familias y los hijos de las trabajadoras del hogar. Recibo llamadas todos los días de afiliadas que me cuentan que se están enfrentando a la escasez de alimentos. Además de esto, no pueden ni trabajar ni buscar un trabajo nuevo en el caso de despido. Muchos empleadores ya no quieren que la trabajadora del hogar ingrese en su hogar. Mis preocupaciones crecen cada día que pasa. Pronto, llegará el día en que se les acaben los alimentos y los ahorros.

Como líder sindicalista, mi carga de trabajo diaria se ha triplicado porque las necesidades de los miembros han aumentado. Nuestras responsabilidades también han aumentado. Tenemos que ayudar a satisfacer sus necesidades básicas de cuidado, alimentos y salud. A través de nuestros grupos de WhatsApp, tratamos de tomar nota de sus necesidades y de obtener ayuda humanitaria de todos lados, como las iglesias por ejemplo. Mañana vamos a ir a un barrio a distribuir jabón, desinfectante de manos, pasta dental para los niños y alimentos.

Nuestro compromiso hoy es más fuerte. No podemos dejar que nuestras afiliadas contraigan la COVID-19 porque es probable que no reciban un diagnóstico y, por ende, tratamiento médico. Nuestra estrategia es la prevención y la información sobre cómo cuidarse. En cuanto me despierto a la mañana escucho los mensajes de nuestros miembros: sus necesidades, su dolor y su sufrimiento. 

Otra preocupación que me causa tristeza es que nuestro sindicato estaba logrando muchos avances a través de la organización y el trabajo de defensa y promoción previo a la COVID-19. Estábamos trabajando en obtener protección social para nuestro sector, en un proyecto conjunto entre la FITH y los sindicatos de República Dominicana. Avanzamos rápidamente y nos entusiasmaba ver los resultados de nuestro trabajo. Ahora todo eso está parado. Esta crisis es demasiado intensa luego de estar bien encaminadas en la obtención de protección social y tener nuestras esperanzas altas para nuestros medios de vida.

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