Usted está aquí: Inicio / Relatos / El recorrido desde una infancia frágil hasta el liderazgo y el sindicalismo
El recorrido desde una infancia frágil hasta el liderazgo y el sindicalismo

El recorrido desde una infancia frágil hasta el liderazgo y el sindicalismo

Comments
por Sofia Trevino Última modificación 26/09/2021 22:23
Calendario 2022

Details

Kanyarat
El recorrido desde una infancia frágil hasta el liderazgo y el sindicalismo


La fotografía que ilustra el mes de abril fue tomada en el año 2018 en Tailandia. Se trata de la celebración del Día Internacional de la Mujer, el 8 de mayo, cuando Kanyarat Panya, miembro del comité ejecutivo de la Red de Trabajadoras del Hogar de Tailandia (NDWT según sus siglas en inglés) realizó la pancarta. Ella quería motivar a las personas para poner un freno a la violencia en el lugar de trabajo y recordarles que el trabajo doméstico es trabajo y que un hogar particular también es un lugar de trabajo. Conocimos a Kanyarat para aprender más sobre su recorrido.  

Kanyarat Panya se sumó a la Red de Trabajadoras del Hogar de Tailandia (NDWT) en el año 2010. Sin embargo, antes de ese momento, ella no estaba al tanto de la vida sindical. Ella rememora con ternura y con una sonrisa que se refleja en su voz cuando dice: “Recuerdo preguntarme a mi misma: ¿los miembros tendrán que vender algún producto para poder pertenecer a la organización?” En realidad, fue otra trabajadora del hogar, una vecina del edificio donde Kanyarat trabajaba, quien le contó acerca de la NDWT. Luego de su reticencia inicial, Kanyarat fue a una reunión y le pareció muy útil. Luego se dio cuenta de que un espacio como ese es muy importante para poder compartir inquietudes y dudas que ella tiene sobre su situación laboral. ¿Con quién otro podría pensar sobre las batallas que enfrenta, si su empleador no le paga un bono, o si no sabe cómo abordarlo acerca de alguna dificultad que tenga? “Temía que si no le presentaba algo a mi empleador de la manera correcta, me haría ver mal frente a él”, dice Kanyarat. “Pero una vez que me sumé a la NDWT, tuve más confianza no solo para conversar sobre algunos asuntos en el lugar de trabajo sino también para poder compartir mi historia con otras trabajadoras”. Kanyarat también valora la grata sensación de no sentirse más sola, de saber que hay muchas trabajadoras del hogar en su situación, o aun peor que la de ella. Y ahora ya tiene la capacidad de poder ayudarlas.

Antes de ser trabajadora del hogar, Kanyarat primero fue trabajadora de la construcción con tan solo 13 años. Dejó la industria cuando conoció a su esposo. Luego comenzó a ofrecer diversos servicios en una oficina: limpiaba baños, preparaba té y café, y les daba la bienvenida a los clientes. Ahí, por medio de la práctica, comenzó a aprender inglés: ya tenía una base de conocimientos de la escuela y eso la ayudaba a ir adquiriendo mayores habilidades en el idioma en el lugar de trabajo; además realizaba un gran esfuerzo por seguir mejorando en su casa. Estudiaba del diccionario, buscaba palabras como agua, arroz y leche. Podía saludar a los clientes y mantener una conversación simple con ellos. Cuando Kanyarat perdió su trabajo de oficina, su hermana la ayudó y le presentó a uno de sus primeros empleadores particulares. El trabajo doméstico era de tiempo parcial. A Kanyarat le resultó muy atractiva la flexibilidad del horario en comparación con un trabajo de 9.00 a 17.00.

Kanyarat completó el noveno año de la escuela pero no fue fácil para ella. Su padre falleció cuando ella tenía 8 años, dejando a 7 hijos solos con su madre. Para ayudarla, a esa tan temprana edad, Kanyarat comenzó a trabajar en un almacén chino en el que acomodaba los estantes. Luego volvía a su casa y ayudaba a su mamá a preparar la comida para sus hermanos y hermanas y a alistarlos para ir a la escuela. Y todo esto hacía que siempre llegara tarde: “Cuando llegaba tarde a la escuela, la penitencia era cantar el himno nacional”, relata entre risas. Como tantas otras niñas, de chica ella quería ser maestra o médica, y soñaba con un mundo más grande, más completo y más luminoso que el mundo en el que vivía su propia vida. Sin embargo, a Kanyarat la vida le tenía preparadas algunas otras dificultades.

Mientras se atraganta al recordar una experiencia amarga, todavía muy vívida en su mente, Kanyarat revela el hecho que cambió su vida para siempre: “Cuando llegué al noveno año, mi madre fue asesinada de un disparo”. Vivían lejos de la ciudad y tenían varias preocupaciones relacionadas con la seguridad. Luego de la trágica muerte de su mamá, el hermano de Kanyarat mudó a la familia lejos del hogar con la esperanza de encontrar un refugio más seguro.  Y así fue como ella abandonó sus estudios: “Me siento muy desafortunada cada vez que pienso en el fallecimiento de mi madre”, dice Kanyarat. “Si no la hubieran matado de un disparo, mi futuro habría sido mucho mejor que este presente. Tal vez hasta me podría haber convertido en maestra o doctora.”  

Kanyarat desea que su familia tenga una vida mejor que la de ella. Durante mucho tiempo, fueron solamente ella y su esposo en el hogar, hasta que tuvieron a su primer hijo cuando Kanyarat tenía 37 años. También vivía con ellos un sobrino. “Tratamos de darles la mejor educación que pudimos tanto dentro como fuera de nuestro hogar”, explica. Los niños en el hogar de Kanyarat colaboran con las tareas domésticas. Cuando su hijo rompe un plato accidentalmente al lavarlo, ella le dice que no es algo serio y que no debe sentirse culpable o preocupado. Le enseña que colaborar con las tareas domésticas es una actividad familiar.  Y que significa que todos ayudan para compartir y repartir la carga de las tareas. Kanyarat es trabajadora del hogar, pero en su casa ella cuenta con ayuda para realizar las tareas domésticas: su esposo cocina y barre los pisos. “La limpieza no es un trabajo de la mujer”, destaca Kanyarat. “En nuestra cultura, se ve con desaprobación que los hombres hagan las tareas domésticas pero no hay nada de malo en ello. Somos una familia y nos ayudamos entre todos”, comenta. 

En su familia, Kanyarat es la única que estudió hasta el noveno año, lo que creó mucha expectativa a su alrededor y sirvió tanto como presión como motivación para mejorar en su profesión y aumentar sus ingresos.  Ella piensa que no habría sido posible lograrlo sin saber inglés. “Siempre les digo a mi familia y a mis compañeros trabajadores que aprendan otro idioma” dice Kanyarat. “No importa si la gramática no es perfecta o si tienen un acento muy pronunciado al hablar. Lo importante es poder comunicarse”. Desde la perspectiva de una verdadera activista de los idiomas, tener acento al hablar solo significa que uno ha hecho el esfuerzo de comunicarse en un idioma extranjero y eso, de por sí, ya es admirable.

Kanyarat dice que contar con un idioma adicional es una ventaja competitiva en el mercado laboral. Uno puede ser ascendido o recibir un aumento de sueldo si habla inglés además de Tailandés. Además, abre más oportunidades laborales. Todo esto inspiró a Kanyarat y así, a su vez, ella inspira a otros. Por ejemplo, ella le lee cuentos a su hijo en inglés y ahora su hijo puede responderles a sus empleadores si le hablan en inglés. Además, su sobrino y sobrina están dispuestos a aprender y ya no les da vergüenza hablar en una lengua extranjera.

Para sus compañeras trabajadoras, Kanyarat también tiene un consejo invalorable, especialmente para mujeres de más de 50 años para quienes es más difícil conseguir un empleo mejor.

Si bien la mayoría de la gente trabaja por dinero, Kanyarat dice que ella trabaja con el corazón: “Mi intención es cuidar a la familia de mi empleador. Me hace feliz hacerlo y eso se refleja en mi actitud positiva”. Kanyarat les aconseja a sus compañeras que fomenten una conexión humana con sus empleadores y que mantengan conversaciones con ellos, no solo para cumplir con sus tareas. Agrega que se puede romper el hielo con pequeñas conversaciones sobre cómo les fue en su día, qué desean comer, etc. Mejora las relaciones. Permite que la trabajadora pueda abrirse y hablar sobre sus condiciones de trabajo y que el empleador sea más receptivo de los comentarios. Kanyarat también recomienda tomar la iniciativa: “Por ejemplo, un día le puedo preguntar a mi empleador si puedo lavar sus sábanas o hacer alguna tarea de jardinería. En lugar de esperar a que mi empleador me diga qué hacer, yo hago la sugerencia primero. Entonces, la sensación es totalmente diferente. El empleador no me está ordenando que haga las tareas, sino que yo le estoy ofreciendo una opción de servicios. El ambiente de trabajo es mejor y más ameno”. Kanyarat agrega que normalmente, las trabajadoras del hogar se muestran reticentes a expresar sus sentimientos porque les preocupa perder su trabajo. Sin embargo, es necesario negociar o rechazar un trabajo que una no puede realizar. Por ejemplo, una debería rehusarse a limpiar vidrios del lado exterior ya que existe el riesgo de caerse.

Una última palabra, muy importante, que Kanyarat quiere compartir, desde la experiencia, con sus compañeras más jóvenes que son nuevas en el sector: “Que no las avergüence decir que son trabajadoras del hogar. Algunas personas en esta sociedad miran con cierto desprecio a nuestro sector y piensan que no tenemos educación. Pero esta no es una razón para esconder nuestra profesión”, explica. La unión hace la fuerza, y Kanyarat cree que la manera más importante de empoderar a las y los trabajadores y darles la seguridad y la confianza para hacerse oír sobre su profesión y sus condiciones de trabajo es encontrar amigos en el sector. “Súmense a los sindicatos y organizaciones para compartir sus problemas y recibir consejos. Un amigo o una amiga siempre puede escucharlas y ayudarlas.” Si un amigo lo puede hacer, ¡imagínense lo que pueden hacer cientos de ellos!

El  NDWT organiza a las trabajadoras del hogar en Tailandia y aboga por una mayor protección jurídica y social del sector.


You can get involved and support the sustainability of our 590,000 strong movement.

We hope you see yourself reflected in these pages so we can envision a world where we are cared for.


 



Source:

Story Type: Update

comentarios de blog provistos por Disqus