Determinación, solidaridad e internacionalismo
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Determinación, solidaridad e internacionalismo:
La Centrale Générale FGTB (ACCG) lucha por los trabadores más allá de las fronteras de Bélgica
Comenzamos nuestro año con la imagen del mes de enero: es la foto ganadora presentada por la Federación General FGTB de Bélgica, que fue tomada el 28 de noviembre de 2019 durante una huelga. Esta fue una de las medidas dentro de una serie de acciones que se emprendieron para exigir mejores salarios en el sector que utiliza el sistema de cupones por servicios. Dicho esquema consiste en un acuerdo sectorial que alienta la demanda de servicios del sector a través del subsidio de determinados costos. Nos reunimos con Yasmine Sanpo, Secretaria de la División Europa e Internacional de la FGTB para aprender más acerca del recorrido y el trabajo del sindicato.
Yasmine Sanpo siempre supo que tenia afinidad con los movimientos sociales y el trabajo sindical, el lugar que le permite vivir según sus valores. Su padre era obrero y la llevaba con él desde muy temprana edad a las manifestaciones y protestas. Cuando ella se unió a la Federación General de Bélgica, FGTB, en el año 2003, su vida dio un giro racional y todas las cosas de golpe se ordenaron y adquirieron una lógica: la Federación General defiende los derechos de trabajadores en más de 40 sectores, entre los que se incluye el trabajo doméstico. Esta misión estaba alineada con los valores de Yasmine. Ahora trabaja de intermediaria con la Federación Europea y su equivalente mundial.
La FGTB ha estado afiliada a la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH) durante un año ya y espera poder entablar múltiples lazos sectoriales a fin de generar consciencia entre sus propios miembros sobre la situación de sus colegas en el Sur Global. En Bélgica, la situación es bastante particular y no se compara con otros países en cuanto al trabajo informal, dado que el país cuenta con un esquema de cupones por servicios implementado para declarar el trabajo que se lleva adelante en el sector de servicios y que incluye a las trabajadoras del hogar. No obstante, esto no significa que los trabajadores de Europa tengan una vida libre de luchas. A pesar de estar empleado en Bélgica, tener un trabajo no es garantía contra la pobreza dado que, la mayoría de las veces, el salario mínimo no es suficiente para tener un ingreso decente para la persona y su hogar.
La huelga para exigir mejores salarios para los trabajadores, entonces, resultó un paso muy importante dentro de una serie de medidas. Los empleadores pagaban magras sumas por estos servicios y no cooperaron al principio. Con el tiempo, los sindicatos pudieron llegar a un acuerdo que comprendía el aumento salarial, luego de varias huelgas, diversas estrategias de cabildeo y muchas acciones de incidencia. La importancia de este esfuerzo se mantiene vigente en lo cotidiano, dado que reafirmamos la imperiosa necesidad de aumentar los salarios para los trabajadores de bajos ingresos. “Es importante para nosotras que se reconozca el trabajo doméstico y que no se realice en la oscuridad, de manera de que las trabajadoras no se encuentren aisladas”, explica Sanpo. “Ahora tienen representación dentro del sindicato y esto las posiciona de otra manera en la relación de poder con los empleadores”.
Finalmente se celebró un acuerdo social para los 140.000 trabajadores del sector de cupones por servicios tras más de un año de negociaciones. “Este acuerdo es, antes que nada, un símbolo para los trabajadores del sector que lucharon con gran decisión y lograron generar consciencia pública de las condiciones salariales y laborales que infunden respeto”. Ya transcurrió un año de acción sindical en el sector de los servicios y la lucha continúa.
Trabajar para lograr trabajo decente y protección social no es un esfuerzo solitario. La lucha se libra en muchos frentes de batalla: contrarrestar los intereses del neoliberalismo, resistir los intereses contrarios de las empresas multinacionales y las élites internacionales que gozan de mucho poder y solucionar el acceso desigual a salud y servicios, entre otros. Todo esto exige que los sindicatos adopten un abordaje internacionalista y que se unan en solidaridad: “Nuestro sindicato, la Federación General FGTB es parte integral de la militancia por la justicia social, la redistribución de la riqueza y un sistema de seguridad social bien desarrollado. Estos son los valores básicos que defendemos”, afirma Sanpo. La solidaridad internacional también tiene su lugar. “El mundo globalizado no nos deja otra opción más que la solidaridad internacional, donde los sindicatos pueden, de manera colectiva, crear un futuro donde el trabajo decente se haga realidad”. Este es el hilo conductor entre todos los proyectos de solidaridad internacional que realiza la Federación General, que son particularmente importantes ahora con los impactos de la pandemia en miles de trabajadores. La Federación General FGTB llevó adelante una campaña para denunciar las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar, así como la ausencia de su reconocimiento, a través de la recopilación de un conjunto de testimonios. Entre las necesidades que se encontró, se destacan las condiciones de trabajo intolerables; el aumento en la carga de trabajo; los marcos de protección insuficientes; la falta de reconocimiento político y la falta de provisión; por parte de los empleadores, de equipo de protección personal.
La pandemia no tiene un alcance geográfico limitado, no se confina a las fronteras de un territorio; es un mal de alcance global y, como tal, la lucha contra ella también tiene que serlo. La Federación General FGTB se ve a sí misma como un agente de cambio. Con mucha humildad, Sanpo explica que “en la lucha contra el virus, somos solo un pequeño eslabón de la cadena. A través de la identificación de perturbaciones en las cadenas de suministros médicos y otros artículos esenciales que fueron exacerbadas por la crisis de salud pública, el sindicato trabaja en pos de una recuperación transformadora, una recuperación en la que la justicia económica, ecológica y social se encuentre en el epicentro del cambio.”
Junto con su sindicato, Sanpo imagina un futuro con prosperidad para todos y todas, en el que la solidaridad internacional se base en la igualdad y la colaboración, en el que la democracia sea real y no meramente ceremonial, y en el que la protección social sea universal. Hay formas en las que se puede lograr esta visión si está presente la voluntad política: esas son soluciones a las que les dan forma las mismas voces de las trabajadoras. Un sistema tributario progresivo, un salario mínimo y universal que sea justo y que surja de las consultas colectivas, un fondo de protección social universal, y un entorno de trabajo —y un mundo— libre de sexismo, racismo y xenofobia son las distintas piezas del rompecabezas. Con solidaridad internacional las voces progresistas se alzan unidas para perseguir un bien común, no para el 1% de las respectivas élites de nuestros países, sino un bien común para que todos los pueblos, las economías y los ambientes puedan prosperar colectivamente.
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