Usted está aquí: Inicio / COVID-19 / A-Las trabajadoras del hogar / Nuestras historias / Uganda: Trabajadoras domésticas migrantes del sindicato HTS-UNION padecen la COVID-19 en el Oriente Medio

Uganda: Trabajadoras domésticas migrantes del sindicato HTS-UNION padecen la COVID-19 en el Oriente Medio

por IDWFED Última modificación 04/06/2020 14:08

Uganda -

El sindicato HTS que reúne trabajadores de la industria hotelera, alimenticia, supermercados, turismo y trabajadores aliados (Uganda Hotels, Food, Tourism, Supermarkets and Allied Workers Union, HTS-Union) tiene miembros que trabajan en países del Oriente Medio. Compartieron con nosotras varias historias de trabajadoras domésticas migrantes que recurrieron al sindicato para pedir ayuda.

Una trabajadora en Arabia Saudita contactó al sindicato por WhatsApp y, con voz temblorosa, denunció las atrocidades a las que se enfrenta durante la pandemia de COVID-19. Horrorizada, relató que la llamaron a la sala donde estaba reunida toda la familia del empleador. Le dijeron que a partir de ese día ya no iba a tener derecho a comer o a descansar. Debía trabajar hasta medianoche o más, según las órdenes que le dieran. La familia le advirtió que no tenia opción más que cumplir las órdenes dado que Uganda cerró las fronteras debido a la COVID-19 y que no iba a recibir a sus ciudadanos. El 11 de abril, ella se contactó con el sindicato HTS nuevamente, y comunicó que su móvil había sido desconectado de la red de Wi-Fi y que estaba usando su línea personal para comunicarse. Para ese entonces, habían transcurrido 4 días sin que ella tuviera una sola comida; solo se le permitía tomar té y comer pan porque los empleadores le prohibieron ingresar a la cocina, tocar los utensilios y proveerse de alimentos porque alegaban que ella podía contagiarlos con COVID-19. Su contrato finaliza en junio de 2020 y es probable que ella no pueda retornar a su país. Dijo que se va a matar y le pidió al sindicato que le transmita un mensaje de despedida a su familia y a sus mellizos que están en su casa en su país. Se quiere quitar su propia vida porque no quiere darles a los empleadores la satisfacción de matarla. Para mantenerse en contacto con la trabajadora, el sindicato cargó crédito en su número de móvil de Uganda para poder acceder a ella ya que la habían desconectado del Wi-Fi.

La situación también es espeluznante para algunas trabajadoras en los Emiratos Árabes Unidos. Una trabajadora del hogar migrante que se encuentra en dicho país relató que sus empleadores la devolvieron a la agencia de contratación alegando que los iba a contagiar con COVID-19. “La situación acá es terriblemente mala. No tengo espacio para dormir, alimento suficiente y me preocupa contagiarme el virus acá”, declaró. En la agencia de contratación, comparte el espacio con otras trabajadoras del hogar que han sido devueltas, como ella; la condición médica de ellas no es clara. “Así que si no saben nada de mí pronto es posible que me haya enfermado,” continuó. El sindicato no puede mantener contacto permanente con la trabajadora dado que se le confiscó su teléfono y el punto de acceso a ella es a través del agente.

Otro caso en los Emiratos Árabes Unidos; el de otra trabajadora del hogar migrante se enfrenta a la discriminación. “Cuando entro a la cocina para proveerme de alimentos, todos se van por miedo a que los contamine”. Sin embargo, la trabajadora no tiene el mismo miedo porque está mal informada: “Toda la familia usa barbijos pero yo no tengo”, dijo. “La COVID-19 es una enfermedad de los blancos y no de los africanos, así que yo no me voy a contagiar”. El personal del sindicato le explicó que el virus no funciona así y le dio información a la trabajadora sobre cómo protegerse. La trabajadora le pidió a su empleador que envíe su salario de marzo a su familia pero el empleador se rehusó porque Dubái se encuentra en confinamiento: “Me puse a llorar y no podía dormir porque yo soy el único sostén de mi familia, así que no sé qué hacer” continuó.

Estos son solo algunos ejemplos de lo que están experimentando las trabajadoras domésticas, encerradas fuera de su país, durante esta pandemia de COVID-19.