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Día Internacional del Trabajo Doméstico no remunerado,  tiempo de alianzas para su visibilidad y revalorización

Día Internacional del Trabajo Doméstico no remunerado, tiempo de alianzas para su visibilidad y revalorización

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por Sofia Trevino Última modificación 23/07/2015 01:13
Pronunciamiento del 22 de julio de 2015
When
22/07/2015 from 17:00 (Universal / UTC0)
Where
Mexico City
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Hoy es el Día Internacional del Trabajo Doméstico no remunerado, en este día las trabajadoras del hogar nos reconocemos como personas fundamentales para la sociedad mexicana y para el sistema económico y social en general. En particular es un día que nos ha servido para reflexionar sobre las alianzas que necesitamos hacer con los y las amas de casa, y con todos aquellos que se dedican al trabajo del hogar remunerado, sin importar su clase, raza o género.

Una parte fundamental para crear y fortalecer estas alianzas es la ratificación del Convenio 189 sobre las trabajadoras y trabajadores domésticos por parte del Estado mexicano ya que dicho instrumento otorga validez jurídica a este conjunto de actividades que han sido históricamente invisibilizadas.

Dicho Convenio define al trabajo doméstico como “el trabajo realizado para o dentro de un hogar o varios hogares”. Este trabajo puede incluir tareas como limpiar la casa, cocinar, lavar y planchar la ropa, el cuidado de los niños, ancianos o enfermos de una familia, jardinería, vigilancia de la casa, desempeñarse como chofer de la familia, e incluso cuidando los animales domésticos[1].

El trabajo doméstico es la línea que nos une como trabajadoras y patronas, unas remuneradas y otras gratuitas, para entender que el aporte de nuestro trabajo en el espacio del hogar, pensado como un espacio privado, es fundamental para el funcionamiento de nuestras sociedades.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, diciembre de 2014), en México el trabajo doméstico no remunerado representa el 20.5% del Producto Interno Bruto (PIB), del cual 15.5% es realizado por mujeres (y 5% por hombres). A esto se suman las 2 millones 380 mil 686 personas trabajadoras del hogar (91% mujeres) que si reciben un pago por su trabajo aunque no figuren dentro de la economía formal.

Es indispensable este conjunto de actividades no solo por el inmenso aporte que significan al PIB, sino también porque las tareas desarrolladas en el ámbito de la reproducción son la base para la producción del capital. Por ello no es casual que en el proyecto político de la modernidad se haya recluido en el espacio privado aquellas funciones y relaciones que eran indispensables para la creación del libre mercado. Tanto la reproducción de la fuerza de trabajo, como la crianza, alimentación, vestido y conservación de la salud fueron apartadas del ámbito de la economía e invisibilizadas como formas de trabajo a través de lo que se conoce como la división sexual del trabajo.

La reproducción en el ámbito de lo privado se convirtió así en lo que posibilitó la producción en el ámbito de lo público. Y mientras el espacio privado resguardó el ejercicio soberano del padre de familia, el espacio público se abrió al Estado. Esta operación solo pudo ser posible a partir de la limitación de las mujeres en el ámbito de la reproducción e invisibilizando su trabajo como si no fuera productivo.

Fue hace 32 años ya, en 1983, durante el ll Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe realizado en Perú, que se definió que hoy fuera el Día Internacional del Trabajo Doméstico, como un primer punto en la agenda feminista para comenzar a entender como la gestión del hogar es la base de la economía a nivel mundial.

En este contexto, las trabajadoras del hogar jugamos un papel clave. CACEH ha sabido centrar sus objetivos en “hacer visible lo invisible”, para hacer saber a las trabajadoras del hogar y a la sociedad en su conjunto que nuestro trabajo es fundamental, pero que además no se trata de un trabajo que naturalmente corresponda a las mujeres, y tampoco un trabajo por el que no se deba de pagar. Al contrario, nuestro esfuerzo por la dignificación del trabajo doméstico remunerado y no remunerado pasa por entender que como mujeres debemos poder acceder a todos los trabajos y romper con el estigma de que ciertos trabajos corresponden a las mujeres y otros a los hombres.

Además, este día nos sirve para insistir en que el acceso de las mujeres a todos los ámbitos laborales no debe contraponerse a la dignificación de su trabajo, porque el acceso de las mujeres a ámbitos tradicionalmente asignados a hombres no debe ser resuelto incorporando a otras mujeres, en mayor desventaja por discriminaciones de clase y raza, en las posiciones de mayor precarización laboral, sino dignificando hasta el menos valorado de los trabajos, el trabajo doméstico remunerado y no remunerado .

No queremos dejar de ser trabajadoras del hogar, ni ganar lo suficiente para contratar a alguien que limpie nuestra casa en un contexto de discriminación multiple. Por eso en CACEH desde hace 15 años decidimos que ser trabajadoras del hogar sería nuestro mayor orgullo.

Por eso hoy, 22 de julio, exigimos una vez más la ratificación del Convenio 189 por parte del Estado mexicano, para que el trabajo del hogar remunerado que hacemos fuera de nuestras casas sea reconocido y dignificado. Hoy es el día de la alianza entre las trabajadoras del hogar remuneradas y las no remuneradas, porque el trabajo de todas nosotras es igual de digno.



[1] Retomado del documento explicativo del C189 disponible en: http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---ed_protect/---protrav/---travail/documents/publication/wcms_164520.pdf

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